STEREO A NOTICIAS.-El trabajo corrido de 6 a 8 horas por día quedó en el pasado de los docentes y en los dos últimos años se convirtió en un trabajo sin horario, donde los profesores se adaptaron para enseñar en las noches, de madrugadas o fines de semana, en función a la disponibilidad de los estudiantes y sus padres.
La directora de la UGEL Caylloma, Lourdes Corrales Cabana, aseveró que los maestros y los alumnos de su jurisdicción fueron los más afectados con la pandemia, porque es una de las provincias con menos cobertura de internet y al menos el 60% de los maestros tuvieron que comunicarse con sus alumnos con llamadas telefónicas y luego de subir los cerros.
Solo un 20%, se pudo conectar por internet con videollamadas y otro 20% por WhatsApp. El problema es la falta de antenas y la condición geográfica accidentada de las localidades.
“Algunos profesores enseñan a un grupo de niños en las mañanas y a otro grupo en las noches, madrugadas o fines de semana, porque sus padres trabajan en el campo y solo tienen tiempo y acceso al celular a esa hora”, remarcó.
Al inicio de la pandemia, la comunicación fue más fluida, porque los padres permanecían en casa, pero cuando las actividades económicas se reactivaron, la comunicación se interrumpió.